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7 razones por las que parar de hacer es también hacer

Montar y dirigir tu propia empresa es una de las actividades más absorbentes que existen y para la que la desconexión viene a ser poco menos que una utopía. Partiendo de la base de que tienes un negocio con alma y de que tu actitud es la de avanzar y crecer, los motivos de por qué es tan complicado desconectar, bajo mi punto de vista, son los siguientes:

Supervivencia: es tu medio de vida y si tu empresa no funciona, sencillamente, no comes.

Pasión por lo que haces: cuando tu trabajo te apasiona no lo vives como trabajo y acaba formando parte de más de una parcela de tu vida.

Reto: las dificultades y obstáculos con los que te encuentras son auténticos retos con los que te superas a ti mismo y sientes que estás en continuo crecimiento ya que, normalmente, los logros que vas alcanzando son cada vez mayores y eso aumenta tu motivación.

Sin embargo, no hay que caer en el error de no parar nunca, es más, más te vale parar de vez en cuando. Contrariamente a lo que pueda parecer, «parar de hacer» no significa «dejar de hacer», sino tomarse un respiro para seguir avanzando. Digamos que sería como el descanso en medio del partido o el control de avituallamiento de cualquier carrera.

¿Por qué digo que «parar de hacer» es también hacer? Según mi propia experiencia, porque…

Recuperas energía

Cuando estás en la vorágine de tu día a día lo de que la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma, digamos que se transforma en caos y cansancio físico y mental. Cuando paras, de entrada puedes ver las cosas con mayor claridad. Haz la prueba a ver qué ves a tu alrededor cuando vas a toda leche corriendo y cuando vas a un paso más tranquilo y parando de vez en cuando. Por supuesto que a veces hay circunstancias en las que no te queda más remedio que correr deprisa, pero correr deprisa no puede ser la norma. Si quieres llegar lejos has de ser corredor de fondo. Cuando regulas tu ritmo, regulas tu energía y eso sólo es posible si de vez en cuando te paras.

Te reenfocas

Si corres mucho puedes acabar en el «sembrao» o peor aún, en un campo de ortigas hecho una calamidad. Cuando paras puedes observar lo que sucede desde distintas perspectivas y elegir un nuevo enfoque mucho más apropiado a la situación que estás viviendo.

Te regeneras

La regeneración es tanto a nivel emocional como físico. Si corres mucho y no respiras se te nubla hasta el entendimiento, es fácil que te aturulles y llegue un momento en que no des pie con bola ni seas capaz de darte cuenta de que te estás dando de cabezazos contra una pared teniendo al lado una puerta por la que pasar sin necesidad de tirar el tabique abajo. Parar es buscar la siguiente mejor versión de ti mismo.

Reequilibras tu vida

Ir a toda leche hace que no veas más allá de tus narices y sin darte cuenta descuides muchas otras parcelas de tu vida que son tan importantes para ti como la parte profesional: familia, pareja, hijos, ocio, amigos… Cuando paras puedes ver en qué estado están esas otras parcelas y si se está empezando a resentir alguna de ellas. De esta manera puedes ponerle remedio antes de que llegues a un punto en el que ya sea demasiado tarde.

Te acuerdas de disfrutar

Hay algo que jamás debes olvidar y es que todo lo que hagas en la vida ha de estar encaminado a ser feliz el mayor tiempo posible. Ese es el verdadero éxito. Por lo tanto, cuando pares toma conciencia de si estás disfrutando con lo que haces o te has metido en un «fregao» en el que en el fondo no querías entrar.

Te lo mereces

Así de simple. Te mereces parar, descansar y elegir para mejorar y estar más a gusto. Todos nos merecemos lo mejor y si no lo obtenemos es porque no nos creemos de verdad ser merecedores de ello y eso hace que elijamos caminos que nos llevan a lugares en los que obtenemos lo que no queríamos. Cuando paras puedes observar mejor lo que te está llegando y si no es todo lo bueno que quieres, algún ajuste tendrás que hacer, así que revisa «la junta la trócola» no vaya a ser que se haya soltado 😉

Tu salud es lo más importante

Cuando no paras tu cuerpo te para. Por lo tanto, el primer valor que ha de regir tu empresa es el de tu salud. Que ahora la tengas y te encuentres bien no significa que si sigues a un determinado ritmo la vayas a poder mantener. Nuestro cuerpo tiene una capacidad de aguante asombrosa pero mejor no quieras saber hasta dónde es capaz de aguantar. Tus hábitos saludables no sólo son la buena alimentación, las horas de sueño o el ejercicio. También lo son la calidad de tus emociones. Todas las emociones llevan asociados cambios fisiológicos que afectan positiva o negativamente a tu organismo y se generan sustancias que llegan a todas las células de tu cuerpo. Por lo tanto, en la medida que gestiones mejor tus emociones mejor será tu salud. Parar es necesario para ver las cosas con otros ojos que te generen emociones diferentes. No te enganches ni te ofusques. De nuevo, para, respira y vuelve a observar desde otro lugar.

Conclusión

Planifica tus períodos de descanso a lo largo del año, no esperes a estar sobrepasado e incorpora durante el día algún momento de introspección para conectarte contigo mismo. Las técnicas de meditación, el mindfulness, el yoga, el chi-kung, etc, son muy útiles y regeneradoras. En cualquier caso, algo tan sencillo como pararte y hacer varias respiraciones profundas durante unos pocos minutos es mano de santo para desconectar y recuperar fuerzas en cualquier momento. Prueba a hacerlo al principio o al final de tu jornada e incluso cuando cambies de tarea. Puedes olvidarte de muchas cosas pero nunca de respirar 😉

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2 comentarios en «7 razones por las que parar de hacer es también hacer»

  1. Sabes que yo te hago mucho caso, y esta Semana Santa he hecho un Retiro Integral y doy fe de lo que dices, de hecho voy a compartir el poema (tanka) que surgió como toma de conciencia para lo que me queda de año (por ejemplo):
    Se abre mi centro,
    Reconozco mi ritmo
    Para construir
    Mi presente y futuro,
    ¡Sí! Con confianza plena.
    (Paz y bien desde http://www.mindfulnessdemujer.com)

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