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Relaciones entre socios: ¿me caso o no me caso?

No es la primera vez que comparo las relaciones en los negocios con las relaciones de pareja, de hecho en mi artículo  Dime cómo ligas y te diré cómo vendes, lo hacía en particular con la forma de relacionarnos con los clientes a la hora de vender.

Y es que a lo largo de mi trayectoria profesional y de mi vida personal me he dado cuenta de la cantidad de similitudes que hay entre unas y otras y hasta me atrevo a decir que lo que vas aprendiendo en un área es perfectamente aplicable a la otra y viceversa, vamos, que son dos caras de la misma moneda.

Pero si hay algo que en los negocios se pueda comparar a las relaciones de pareja por antonomasia y en particular al clásico «aquí te pillo aquí te mato» (lo que viene siendo un chimpún ), es la forma en la que muchas veces se asocian las personas para montar una empresa, con el agravante de que lo siguiente al «chimpún» es el casamiento «hasta que la muerte nos separe, cariño» o nos matemos en los juzgados por cuestiones económicas. Dicho de otra manera, muchas veces uno se asocia sin pensar, hasta que el tiempo pone a cada uno y a la relación en su lugar y vienen las sorpresas, que en el fondo eran crónicas de una muerte anunciada.

Independientemente de que nunca se conoce del todo a una persona (por no conocer ni siquiera llegas a conocerte del todo a ti mismo jamás), lo cierto es que a la hora de asociarse hay que hacerlo con cabeza y dejando muy claro lo que uno quiere y espera de esa asociación.

¿Por qué hay tantas empresas que se acaban yendo al traste por culpa de las movidas entre socios?

Bajo mi punto de vista el origen de todo está en que las personas cuando se asocian no se toman el tiempo necesario para conocerse y sentar unas bases de qué tipo de relación quieren tener y cada parte da por hecho que su manera de entender esa relación es la correcta y se empieza a caminar sin conocer el patrón del otro del todo y lógicamente, luego llegan las sorpresas.

En uno de mis primeros proyectos como emprendedora, aunque no llegué a asociarme, sí que cometí ese error de no pararme a pensar ni a hablar muchas cosas, con un grupo de colaboradoras y dando por sentado muchos aspectos. Aquello no cuajó porque los intereses que teníamos no eran los mismos y también por mi inexperiencia en otros muchos temas en aquel momento. Ahora bien, te aseguro que de aquello aprendí mucho hasta tal punto que desde entonces mis relaciones profesionales e incluso personales han mejorado muchísimo.

Siempre he pensado que para ser feliz en una relación de pareja antes has de ser feliz solo y estar a gusto contigo mismo con el fin de no basar tus relaciones en carencias y dependencias insanas. Pues bien, con los socios ha de ser igual, es decir, se trata de que por ti mismo estés curtido en una serie de disciplinas básicas en las que tengas una cierta soltura y seas autosuficiente: actividad comercial, gestión, visión empresarial…Dicho de otra manera, que estés perfectamente capacitado para montar una empresa por ti mismo. De lo contrario es fácil caer en el error de buscar un socio para cubrir una carencia que tienes y crear como digo una alianza por necesidad en vez de por gusto.

Por lo tanto, si estás buscando socio o ya tienes algún candidato o candidatos (en esto la poligamia está permitida por ley ), te recomiendo que sigas estos pasos antes de lanzarte a la piscina y te los voy a dar en clave de relación de pareja para que puedas evaluar mejor las consecuencias de no hacerlo.

Asegúrate de que estás preparado para tener una relación seria

Personalmente creo firmemente en que atraemos lo que somos y que en la medida que trabajemos nuestro interior para ser mejores personas, mejores personas entrarán en nuestras vidas. Por lo tanto, siguiendo esta teoría, prepárate primero para convertirte en el socio que todos quisieran tener (algo así como la pareja que toda madre quiere para su hijo o hija). Describe cómo quieres que sea la relación con tu socio o socios y ponte manos a la obra a buscarla.

Salir juntos antes de casaros

Si hablamos de pareja, sí, hay flechazos que funcionan pero no es lo normal y lo lógico es pasar un tiempo conociéndose, pasito a pasito y afianzando cada etapa antes de dar el siguiente paso. ¿Por qué no hacer lo mismo con tus candidatos a socio? Antes de asociarte como «miembro de pleno derecho», ¿qué te impide empezar haciendo colaboraciones puntuales hasta estar seguro?. De esta forma minimizas los riesgos y podéis conoceros mejor, ver cómo funcionáis y dar paso al diálogo de cómo queréis trabajar y qué visión tenéis para vuestra empresa porque cuando las visiones no coinciden es prácticamente imposible construir una buena base que perdure en el tiempo y traiga prosperidad al negocio.

Asegúrate de que tu compañero de viaje suma más que resta

Atar al otro mediante un contrato para defenderte no es la solución. Al final se trata de que si te asocias sea para avanzar más y crecer. Por lo tanto, aprovecha la fase anterior también para evaluar si realmente con ese socio o socios sumáis o restáis. Un socio tiene que ser alguien que te impulse e impulse la empresa y eso te incluye a ti. Si uno es el lastre del otro ya viene el lío…Una cosa es que os ayudéis a avanzar mutuamente y unos aprendáis de los otros y otra muy distinta es que haya alguien que se cuelgue del resto y no reme. Es importante que estés muy atento en este aspecto, lo pongas de manifiesto y tomes decisiones.

La evolución

Ya hemos sentado una buena base y aparentemente todo tendría que ir sobre ruedas. Pues no. Hay un factor muy importante que tenéis que tener en cuenta por ambas partes: la evolución de cada uno. Cada persona somos un mundo y nuestras visiones, valores, inquietudes pueden cambiar. Por lo tanto, acordar previamente cómo actuaríais en caso de llegar a un punto en el que no tenéis nada en común. Algo así como casarse con separación de bienes.

Como norma general y para que todo funcione es importantísimo que tengáis una comunicación fluida, que podáis hablar de cualquier cosa sin callaros nada aunque lo que se diga a veces no guste. Asertividad, mirar por el bien común y ser honestos primero con vosotros mismos para poder serlo con vuestros socios es la clave para que, si llega «el divorcio», al menos sea de mutuo acuerdo y sin rencores.

Y al final ya no sé si hablo de socios o de pareja.

 

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2 comentarios en «Relaciones entre socios: ¿me caso o no me caso?»

  1. Estupendo Azucena. Estoy muy de acuerdo contigo.
    YOdigoSÍ, a asociarte pero siempre ocupándose de resolver con anterioridad, cómo serán las salidas. En todo momento eres tu y tus circunstancias.

    Responder

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