Regalar tu tiempo y tu trabajo en tus inicios por miedo a lo que piensen de tí por vender tus servicios y cobrar por ellos, es algo relativamente normal, especialmente si decides reinventarte como profesional libre en el mundo de la consultoría, el coaching o las terapias.
Sé lo que pasa, quieres hacer algo que tenga sentido para ti ayudando a los demás a salir de sus propios problemas sin ser consciente de que para ayudar a los demás a resolver sus propios problemas no es necesario que seas Dios, simplemente tienes que ir varios pasos por delante de las personas a las que quieres ayudar y tener muy claro en qué les ayudas realmente, es decir, en qué enfocarte.
La historia suele evolucionar de la manera siguiente:
- Ofreces tu servicios gratuitamente porque no estás seguro de que seas un buen profesional en lo tuyo ya que te has formado de nuevas y necesitas practicar.
- Rápidamente te das cuenta de que las personas tienen resultados gracias a ti y a tus servicios, pero sigues pensando…¿cómo les voy a cobrar? Pobrecillos…
- Continúas regalando tu tiempo mientras tus arcas lejos de llenarse se vacían cada vez más.
- Sin apenas darte cuenta, llegas a un punto en el que los demás no valoran como debieran tus servicios e incluso te exigen más y tú sigues sin atreverte a cobrar y te sientes cada vez más frustrado.
- Te atreves a cobrar un poco, pero la gente se ha acostumbrado a lo gratis y no quieren pagar y entonces piensas que tus servicios no son lo suficientemente buenos y que tú tampoco eres lo suficientemente bueno y no paras de esforzarte y autoexigirte y sigues sin cobrar y te sigues frustrando.
El resultado es que entras en un círculo vicioso del que la única manera de salir es, sí…no te quiebres la cabeza, empezando a poner precio a tus servicios y cobrando tus primeros ingresos y por una sencilla razón: PORQUE TE LO MERECES.
Cobrar por tus servicios no significa que…
- Seas un aprovechado
- No quieras ayudar a la gente
- Seas un pesetero
- Seas inhumano o mala persona
Cobrar por tus servicios significa que tú eres el primero que les da el valor que realmente tienen y te das valor a ti mismo.
El que no esté dispuesto a pagar por un servicio que tú le ofreces y le funciona y lo siga queriendo gratis, sencillamente lejos de ser un cliente se está aprovechando de ti. De igual manera si quieres que tus servicios sean valorados empieza por valorar los servicios de los demás y no exijas que te den las cosas gratis, pruébalas gratis pero apuesta por las que merezcan la pena para ti e invierte cuando encaje en tus prioridades y en tu presupuesto.
Te confieso que uno de los muchos aprendizajes que he tenido en mi experiencia como emprendedora, ha sido el de saber valorar mucho más el trabajo de los demás porque tienes una idea mucho más clara de lo que a esa persona le supone concederte su tiempo y su esfuerzo. Una cosa es que no te interese o no te vaya bien invertir en un momento dado en un servicio y otra muy distinta es pretender que te lo den siempre gratis.
Detrás de cada trabajo que se ofrece hay una persona que sueña y eso hay que respetarlo y valorarlo y tienes también que empezar por valorar y respetar tus propios sueños. Si tú no lo haces los demás no lo harán y una manera de empezar a respetarlos es, de nuevo, cobrando por lo que haces. No intentes ir de «buena persona» por darlo gratis. Tienes que ir de algo bien distinto y serlo: buen profesional.
Pero, ¿cómo dar ese paso de lo gratis a cobrar sin que te duela demasiado?
Has de asumir que ese cambio te va a generar una falsa pérdida al principio. ¿Por qué digo lo de falsa pérdida? Porque mucha gente se irá en cuanto que empieces a cobrar y ya sé lo que estás pensando…¡¡Me quedo sin clientes, socorrooooooooooooooooooo!!, sin darte cuenta que en realidad nunca lo fueron porque nunca les cobraste por lo que hacías. Pues bien, dale la vuelta. Como ya te he comentado más arriba, esos no eran ni serán nunca tus clientes y cuanto antes hagas la criba mejor. Los que estén dispuestos a pagar y se queden serán los que de verdad estén interesados en tu servicio y además lo valorarán.
Estos son los pasos que te recomiendo des para pasar de lo gratis a cobrar y además que lo hagas cuanto antes porque cuanto más tardes en hacerlo más difícil te resultará.
Dale la vuelta a tus creencias.
Deja de pensar que te estás aprovechando de los demás por cobrarles. Haz una lista de tus creencias sobre la venta y el dinero y aquellas que más te estén frenando reformúlalas por otras que te ayuden a avanzar. Por ejemplo, «si cobro van a pensar que soy un aprovechado» sustitúyela por «cobro porque lo merezco y porque así seré cada vez mejor profesional y me esforzaré más por dar un mejor servicio».
Diseña servicios gratuitos sólo de muestra y mueve a las personas a la acción.
Puedes «reconvertir» tus servicios gratuitos en simples servicios de muestra con los que llevar a tus potenciales clientes a adquirir servicios de pago. De lo que se trata es de que esas muestras vayan siempre acompañadas de una llamada a la acción para adquirir un servicio mucho más amplio y detallado y por supuesto de pago. Ponle un objetivo a cada servicio gratuito que ofrezcas y pregúntate lo siguiente: ¿Para qué lo hago?. Si no tienes respuesta ni te molestes en ofrecerlo, porque una de dos, o aún hay muchas cosas que no tienes claras en lo que al enfoque de tu negocio se refiere, o estás más preocupado por una palmada en la espalda que por ganar dinero. No alimentes tu ego, alimenta tu bolsillo.
Diseña un primer servicio de pago sencillo, ponle un precio con el que te sientas cómodo y empieza a ofrecerlo.
Ese primer servicio de pago puede ser el que ofrezcas como extensión del gratuito. No te compliques, empieza por algo muy simple. De lo que se trata es de que te sueltes a cobrar. Si los que adquirían tus servicios gratis desaparecen, grábate esto a fuego…MEJOR. No estabas bien posicionado porque no eras visto como profesional.
En el fondo esto es un ejercicio de reposicionamiento en el mercado para ser visto como un profesional que cobra por lo que hace y por lo que sus servicios merecen. Por otra parte, piensa que tus precios forman parte de tu evolución personal y profesional. A medida que ganes en confianza en ti mismo, mejores tus servicios y tus clientes consigan mejores resultados, te darás cuenta de que quieres subir tus tarifas. Dicho de otra forma, los precios son totalmente flexibles y no hay ninguna regla que diga esto no se puede subir o bajar. Pon un precio que te haga sentir cómodo porque de lo contrario transmitirás una sensación de que no eres lo suficientemente bueno y tus clientes potenciales no comprarán. Es decir, tienes que creerte el precio que pongas y esto está relacionado con la fuerza con la que crees en lo que ofreces.
[Tweet»Creerte el precio que pones es creer en lo que ofreces.»]
Mantente firme.
Este último paso es clave. Si no te mantienes firme en lo anterior te acabarán tomando por el pito del sereno y serás visto incluso como un profesional poco creíble. No regatees. Haz ofertas puntuales y dejando claro que son ofertas en un momento dado pero no hagas de esto una costumbre. Si no pones tus límites atraerás a todos aquellos que estén dispuestos a saltárselos y acabarás quejándote del morro que tiene Fulano, Sutano o Mengano. Lo que atraes es lo que fomentas. Si lo que atraes no te gusta, revisa por lo tanto lo que proyectas en los demás y ten por seguro que esto tiene que ver ni más ni menos con unos límites mal puestos. Te recomiendo a este respecto mi artículo Saber poner tus límites, garantía de éxito
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10 comentarios en «Cómo pasar de lo gratis a cobrar en 4 sencillos pasos»
Muy bueno Azucena
Me ha venido como anillo al dedo. A veces no caemos en la cuenta de la cantidad de esfuerzo y tiempo que se emplea en ayudar a los demás… y como tú dices, detrás de cada trabajo que se ofrece hay una persona que sueña y que tiene sus propias necesidades que cubrir.
El respeto a uno mismo y al trabajo de los demás es la clave, sin duda.
Un beso.
Me alegro de que te haya venido como anillo al dedo…ahora ya sabes, Rosa María, a pasar a la acción;-). A los sueños hay que ponerles patas para que no se queden en meros anhelos;-).
Llego tarde al debate, pero en realidad es para decir que estoy completamente de acuerdo. Los servicios que no se cobran no van a ser retribuidos de ningún modo… pero a muchos emprendedores, antes y después de los 40, se les da un caramelo en cuyo envoltorio habla de «abrirse camino», «meter la cabeza»… un caramelo envenenado que sólo va a generar frustraciones y problemas de autoestima.
Otra cosa es gestionar bien nuestra base de clientes, considerar nuestras alianzas y ofrecer determinados servicios gratis a clientes o amigos concretos. Pero eso tiene más que ver con el valor añadido. Si me apuras, es algo que los comercios de toda la vida han sabido hacer siempre, sin saber nada de estrategias o de gestión de datos.
Muchísimas gracias por tu aportación, Arancha!. Y estoy totalmente de acuerdo con lo que dices. Muchos comercios de toda la vida como dices nunca aprendieron estrategias de negocio ni nada por el estilo pero supieron aplicar algo de lo que hoy en día se adolece muchas veces: el sentido común (el menos común de los sentidos;-)). Gracias de nuevo!
Gracias a ti.