Uno de los grandes frenos a la hora de emprender viene dado por un gran dilema: ¿tengo que dejar mi trabajo para emprender? La respuesta no es ni sí ni no sino todo a su tiempo.
Muchas veces parece como si esa fuera condición sine qua non para emprender, lo que viene siendo «lanzarte a lo bruto».
De lo que se trata es de encontrar el equilibrio entre ese lanzarte a lo bruto y el no lanzarte nunca por miedo a que tu sueño no se haga realidad. Y según digo esta frase me viene una reflexión con la que quiero sacudirte un poco.
¿Qué impide lanzarse a muchas personas? Evidentemente cada uno tiene sus circunstancias pero lo cierto es que para mí hay dos razones de fondo que se esconden detrás de cualquier argumento para no saltar:
- RAZÓN 1: Tu sueño no es lo suficientemente fuerte, es decir, lo anhelas pero no lo deseas.
- RAZÓN 2: No tienes fe en que lo puedes conseguir.
Y todo eso se traduce en numerosas excusas, pero vamos a centrarnos en las que nos ocupa en este post:
- EXCUSA 1: Si no dejo mi trabajo no tengo tiempo para emprender
- EXCUSA 2: Si lo dejo ¿de qué voy a vivir?
Si sabes unir los puntos te habrás dado cuenta de que RAZÓN 1 manda a tomar viento (siendo finos) a EXCUSA 1 y RAZÓN 2 manda a tomar más viento todavía (seguimos siendo finos) a EXCUSA 2.
Por lo tanto, antes de darte respuesta a ti mismo si dejas tu trabajo o no para emprender, pregúntate cuánto deseas tu sueño y desear no es «me apetece» o «me gustaría», sino «no voy a parar hasta conseguirlo, pese a quien pese». Sólo desde ahí vas a ser capaz de saltar todos los obstáculos que vas a tener en el camino. Un «me apetece» significa, «ahora sí, ahora no», dicho de otra manera, el «me apetece» está carente de compromiso. Sólo si dices «quiero», ¡qué digo!, «QUIERO» y sientes dentro de ti que no hay fisuras entonces puedes colocarte en el camino.
La segunda pregunta que tienes que hacerte no es tanto si crees que lo vas a conseguir, como si estás dispuesto a luchar todas las bolas del partido de tenis (que te aseguro que van a ser unas cuantas) hasta el final dando lo mejor de ti con pasión. Emprender, siempre lo digo, es una carrera de obstáculos y tienes que tener imaginación, creatividad, sentido común y ganas de saltarlos y por supuesto disfrutar de cada salto.
¿Y adivinas cuál es el primero? No, no es decidir si dejas tu trabajo o no porque eso ya hemos quedado en que es una excusa. El primero es simplemente ponerte en marcha, dar el primer paso.
Ese primer paso puede ser tan sencillo como empezar a formarte, a buscar información, crear un prototipo de tu servicio y quitarte el miedo a exponerlo, crearte una web sencilla para empezar, etc. Si te fijas en ningún momento he dicho nada de dejar tu trabajo porque ese no es el primer paso. Lo inteligente es empezar a probar, a practicar, a aprender y a ir construyendo poco a poco, sin prisa pero sin pausa hasta que estás preparado para asumir una serie de responsabilidades y dar el salto. Como dice una amiga mía, pico y pala, pico y pala…
Ahora bien, eso es sólo una parte de la respuesta, la que tiene que ver más con los miedos. La otra tiene que ver con el sentido común:
Necesitas un colchón
Pero no para dormir, sino para comer mientras tu negocio despega, porque como he contado en alguna ocasión, un negocio es como un fuego que quieres mantener vivo por mucho tiempo para que te caliente y eso no se hace de la noche a la mañana, sino poco a poco y con las dosis adecuadas de combustible para que encienda, leña para que crezca y oxígeno para que se mantenga. Además no sólo necesitas el colchón para comer, sino para invertir en tu negocio y en tu formación continua porque una buena parte del combustible que hace crecer el fuego es el dinero. Por lo tanto sé previsor.
¿Cuánto necesitas? No tengo una varita mágica para decírtelo pero calcula un colchón del que poder comer y poder cubrir las inversiones iniciales incluida tu formación, durante al menos dos años. Evidentemente puede ser más o puede ser menos, pero ahí es donde entra el factor riesgo porque una vez te decides emprender y te pones manos a la obra entras en el maravilloso mundo de la incertidumbre que se rige por probabilidades (aquí no hay verdades absolutas), un mundo en el que todo cambia y que si aprendes a amarlo te darás cuenta de que te mantendrá vivo y en continuo aprendizaje y crecimiento de por vida.
En cualquier caso llegará un momento en el que tendrás que dar ese salto y tampoco puedes esperar a que el negocio ruede completamente. Hazte a la idea de que es algo así como cuando aprendiste a andar de pequeño. Aunque no andabas perfecto, llegó un momento en el que ya te soltabas de la mano de mamá y ese momento vas a saber perfectamente cuándo es. Confía en tu intuición y no le des vueltas.
2 comentarios en «Dejar tu trabajo para emprender ¿sí o no?»