¡Ya eres coach! Has acabado tu formación y sientes que te vas a comer el mundo, que lo que haces es necesario para todos y que vas a mejorar la calidad de vida de muchas personas. ¡Fantástico!
Te lanzas al mercado (como pollo sin cabeza…), pensando que te van a llover los clientes casi sin apenas hacer nada porque todo el mundo lo necesita ¡qué puñetas!, ¿cómo no lo van a querer?
Y muy pronto empiezas a darte cuenta de que la realidad es bien distinta. De entrada, no sabes muy bien cómo explicar qué es lo que haces, o dices lo mismo que dicen otros 80.000 más como tú lo que te hace ser percibido como “otro “couching” de esos que hay ahora por todas partes…”.
Y es que aunque el coaching empiece a estar ya en boca de casi todo el mundo, sigue sin entenderse muy bien el alto valor que tienen sus beneficios porque, sencillamente, no se explica todo lo bien que se debiera ni siquiera por los propios profesionales del sector (entre los que me incluyo).
Llevo ya un tiempo en esto y te aseguro que mi planteamiento de cómo hacer llegar mis servicios y cómo plantearme mi profesión han cambiado bastante y eso es lo que quiero transmitirte en este artículo para que si estás en los inicios de esta apasionante profesión, no cometas determinados errores, porque por mucho coach que seas, antes que coach eres VENDEDOR DE TUS SERVICIOS. Da igual de qué vaya tu negocio, porque el único negocio en el que estás es el de LA VENTA.
Así que, si tienes prejuicios sobre ella, empieza a despojarte de ellos cuanto antes y conviértete en el primer consumidor de tus servicios contratando a un coach para trabajarte muy bien tus creencias sobre la venta, el dinero, el dar, el pedir y el recibir si realmente quieres vivir de esto.
Los 4 ingredientes principales que necesitas para desarrollar tu negocio son cuatro:
1.- Una mente libre de inseguridades y pensamientos saboteadores.
2.- Pasión por lo que haces y creer en ello.
3.- Estrategia y objetivos claros.
4.- Constancia y disciplina.
Esto te permitirá moverte con soltura en la que has de convertir en tu aliada una vez que salgas ahí fuera:
LA INCERTIDUMBRE
Además de eso, el negocio del coaching tiene una serie de particularidades que te pueden llevar a cometer errores que te cuesten caro. Por eso te recomiendo que diseñes tu modelo de negocio teniendo en cuenta estas premisas:
- El coaching es una mera herramienta.
Muy potente, eso es indiscutible, pero es tan sólo eso, una herramienta y no hace milagros. Como bien sabes, sin un compromiso fuerte por parte de tu cliente esto no funciona.
La venta de cualquier servicio ha de estar encaminada a solucionar problemas que tu cliente potencial tiene y por los que está dispuesto a pagar. Dicho de otra manera, el comprador de tu servicio compra soluciones, no compra herramientas. Por lo tanto, no vendas coaching, vende soluciones a problemas que puedes resolver a través del coaching.
- El coaching tiene un ámbito de aplicación tremendamente amplio.
El coaching es útil en un montón de situaciones y puede ayudar a resolver un montón de problemas lo que hace que, además de generarte una dispersión enorme, sea particularmente complicado explicar para qué demonios sirve y a veces es percibido como el remedio para todo, lo que suena a timo de la estampita. Por eso, tan importante es enfocarte en los problemas de los demás como enfocarte en un público muy concreto y estudiarlo a fondo para hilar fino con lo que ofreces. Cuanto más concreto seas, mejor.
- Al cliente de coaching le cuesta dar el paso.
Si has sido o eres consumidor del servicio sabrás bien de lo que hablo. Desde que sientes que estás atascado hasta que tomas la decisión de salir del bloqueo en el que estás metido pagando a un coach profesional puede pasar mucho tiempo. Por lo tanto, si ya en los negocios en general conseguir clientes lleva un tiempo, en el coaching esos tiempos son bastante largos (meses o incluso años). Y esto aplica tanto para particulares como para empresas. Es más, en este segundo caso, si hablamos de grandes multinacionales, los tiempos de negociación pueden ser enormes. Por supuesto, siempre hay excepciones, pero lo cierto es que si alguien te contrata de manera inmediata nada más conocerte es porque le has causado una impresión de la leche y esa persona estaba a punto de caramelo. Pero eso no es lo habitual.
La única manera de mitigar eso es llegando a muchas personas y estando presente para ellas. Una buena forma de hacerlo es a través de un blog en el que publicas con cierta regularidad contenido de interés para tus suscriptores (tus clientes potenciales) y pongas en marcha estrategias para que esa lista esté creciendo continuamente.
Como colofón decirte que todo lo anterior sólo es posible acometerlo con ACTITUD RESOLUTIVA, que es mucho más que la “positiva” de la que tanto se habla. Te dejo con esta frase de William George Ward:
El pesimista se queja del viento; el optimista espera que cambie; el realista ajusta las velas.
¿Cuál de los tres quieres ser?