Si las buenas intenciones se quedan en simples deseos es tontería que te pongas a planificar el año ni nada en tu vida. A final de año todo el mundo está abducido por el espíritu de los buenos deseos y los seres humanos tenemos tendencia a la comodidad y nos encantaría que las cosas nos cayeran del cielo sin tener que movernos. Nos gusta la estabilidad. Pero la estabilidad también hay que buscarla cuando nos encontramos incómodos porque las piezas del puzzle que nos rodea y que se llama «vida» requieren del poder de nuestra intención para colocarse en su sitio ellas solitas.
Es muy importante que en este contexto distingas claramente estos 3 conceptos:
- Deseo: un deseo simplemente es una manifestación de algo que queremos. Ejemplo: sentirme mejor y más saludable.
- Propósito: para mí esto es el siguiente paso al deseo. Es adquirir un compromiso para hacer ese deseo realidad y el principio de cualquier motivación. Los propósitos son el eje central que va orquestando nuestras acciones. Ejemplo: me comprometo a perder peso y a alimentarme de forma más sana.
- Objetivo: es el hito que marcamos y que va a compañado de una serie de acciones concretas encaminadas a cumplir el deseo y cuya ejecución es fruto de la motivación que a su vez la genera el propósito. Ejemplo: establecer un plan de alimentación para perder 10kg.
Como ves, todo está encadenado y las 3 cosas son necesarias a la hora de poner en marcha cualquier plan. Si esa pérdida de 10kg no va acompañada de un firme propósito de querer perder peso para sentirme mejor y más saludable (y aquí he englobado el propósito y el deseo), al menor contratiempo en forma de pastel de chocolate o tarta de queso con frambuesa que se te ponga por delante habrás tirado por tierra todo el plan y dirás que el melón y las verduras se las coma Rita la Cantaora 😉
Podríamos decir que al final todo está rodeado por lo que realmente hace que consigas lo que quieres: tu ACTITUD.
Teniendo esto claro, si has preparado un plan con una serie de acciones y estrategias para cumplir una serie de objetivos, sean cuales sean esas acciones, lo que te propongo es que las acompañes de los siguientes propósitos y que son fundamentales para que cumplas tu deseo de que tu empresa crezca y ganes más dinero para llevar la vida que realmente quieres llevar.
Te confieso que hubo un antes y un después cuando integré estos propósitos en el desarrollo de mi negocio. Alla van…
1. Preguntar y escuchar
Mira que esto es simple, pues es muy fácil que se olvide y es la clave de todo lo demás porque cuanto más escuches y más preguntes para salir de dudas mejor conocerás a tus clientes. Tenemos tendencia a querer adivinar lo que les sucede y lo cierto es que cuando preguntas y escuchas, a lo mejor no sales de dudas del todo porque muchas veces al cliente le cuesta definir exactamente lo que está buscando, pero desde luego ganas mucho terreno y ganar terreno en un negocio es sinónimo de ganar tiempo y ahorrar dinero. Por lo tanto, practicar la escucha activa, escuchar a las personas no ya lo que dicen, sino lo que sienten te da mucha información y para ello no basta hacerlo con los oídos, hay que hacerlo con el corazón.
2. Compartir
Dicen que compartir es vivir y lo cierto es que en los negocios es clave. Compartir es la base para establecer la confianza que después te llevará a generar sinergias y a sumar con otros para crecer. Guardártelo todo para ti, estar a la defensiva, no fiarte de nadie, etc, son actitudes que lo que te llevan es a acabar metido en una cueva como un ermitaño y eso no favorece el crecimiento de ningún negocio. Relacionarse y hacerlo de una manera sana, dando para sembrar, es recogida de frutos segura. Ojo, no es lo mismo dar para sembrar que dar por puro interés de obtener algo. Son cosas muy diferentes y el resultado también. Cuando empiezas de verdad a hacer lo que esté en tu mano para que los demás sean más prósperos estás dando un mensaje de que quieres prosperidad para ti y más tarde o más temprano te acabará llegando. La base de todo eso es pensar en los demás y compartir, no lo olvides.
3. Trocear
Esto no sé si es mas bien un propósito o un hábito, pero lo cierto es que uno de los mayores errores que todos hemos cometido emprendiendo es pretender tener todo de golpe. Se nos olvida que emprender es construir y eso implica trocear los planes, trocear los objetivos, trocear las tareas…Trocear es la clave para que no se te atragante el negocio y lo lleves a buen puerto. A partir de ahora, cuando algo te agobie, hazte la siguiente pregunta: ¿qué puedo hacer para que me sea más fácil abordarlo? Date siempre la misma respuesta: TROCEAR. Hazlo cachitos y saboréalo, igual que la comida.
4. Medir
Lo único que te va a decir si vas por buen camino o no son los datos y no sólo estoy hablando de los económicos, estoy hablando de los datos que te ayudan a saber si una determinada estrategia o una acción concreta realmente te está dando los resultados que esperas y te merece la pena o no mantenerla. Mide la efectividad de tus canales de venta, mide para cada acción de marketing lo que has obtenido y lo que te ha costado, mide las visitas a tu página y el número de conversiones que tienes a cambio, mide, mide, mídelo todo. No hacerlo es ir a ciegas y tomar decisiones a lo loco. Es más, cuanto más midas más fácil te será tomar decisiones porque podrás ser mucho más objetivo. «Me da la impresión» o «me da la sensación» no es suficiente cuando estamos hablando de resultados. No lo confundas con la intuición porque esa sí, en efecto, es una gran compañera de viaje que te recomiendo que entrenes, pero a la hora de diseñar un buen modelo de negocio que te traiga clientes la intuición no sirve.
Por último, te diría que a la hora de planificar, para cada acción añadas la respuesta a la siguiente pregunta: ¿para qué lo hago? ¿qué quiero conseguir? Porque si eso no está claro es como decir «voy a hacer esto y a ver si suena la flauta por casualidad» y eso e ir a tontas y a locas es exactamente lo mismo.
Recuerda que detrás de cada acción que pongas en marchas tiene que haber un motivo y a su vez una buena motivación, que es de donde nacen todos tus propósitos que son el verdadero motor para ayudarte a avanzar.