Dicen que el que espera desespera y entre los muchos males que aquejan a muchos profesionales que quieren iniciar o ya han iniciado su propio negocio está precisamente el de esperar. Esperar no es ni más ni menos que una manera de postergar, y cuando postergas pierdes dinero. El por qué te lo cuento en un artículo que escribí hace un tiempo. Puedes encontrarlo aquí.
Leía esta semana un artículo muy acertado de mi mentora en el que precisamente hablaba de las ganas de tener todo de inmediato, los resultados, el negocio…y no, no hay píldoras mágicas y la mejor receta es que pases a la acción, pero no a cualquier acción, sino a la que te acerca realmente a lo que quieres conseguir y eso pasa la mayoría de las veces por superar tus propios miedos e inseguridades e invertir tiempo y dinero en aprender a hacer aquello que te acerca a tu objetivo. Sí al principio, es cierto, te vas a sentir un poco torpe, pero ya sabes, todo maestro hubo un día en que fue aprendiz. Cuanto antes empieces, antes llegarás.
Cierto es que todo necesita su tiempo de maduración y que hay que tener paciencia, pero una cosa es esperar de manera activa a que algo crezca (regar la planta) y otra muy distinta es esperar la venida de los higos chumbos que decía mi abuela 😉
Por lo tanto, uno de los mayores errores que puedes cometer es el de la espera y me gustaría resaltar especialmente 3 situaciones clave en las que dicha espera puede ser mortal hasta el punto que tu negocio se venga a pique por una falta total de resultados.
1.- Esperar a que una promoción dé resultados
Si no promocionas tu negocio difícilmente tu cliente potencial va a saber que existes. Ahora bien, cuando a mis clientes les pregunto qué están haciendo para promocionar su negocio la mayoría de las veces no saben muy bien qué responderme «lo pongo en las redes sociales», «lo mando a mi base de datos»… Es algo así como, voy a mandarlo por aquí o por allá a ver si con un poco de suerte llega a quien tiene que llegar y pica. Eso es lo que yo llamo funcionar en modo Bartolo, que tocaba la flauta con un agujero solo 😉 y está claro que así no vas a ninguna parte.
Te confieso que así funcioné yo también durante mucho tiempo y es desesperante. Era como si echara la caña en un pantano donde no supiera muy bien qué peces hay (o sin saber ni siquiera si los hay que es peor), pusiera un cebo cualquiera y a ver si con un poco de suerte pica alguno.
Para que una promoción dé resultados tienes que tener un objetivo claro de lo que quieres conseguir con ella, diseñarla estratégicamente pensando siempre en a quién va dirigida y ajustándola durante todo el tiempo que la tengas en marcha. Esto último te requiere medir lo que estás haciendo para que si no estás teniendo resultados hagas las modificaciones necesarias. Sí, prueba y error y cuanto antes te acostumbres a que tener un negocio va, entre otras cosas, de probar, errar, aprender y corregir antes conseguirás resultados.
2.- Esperar a que un cliente diga que sí
Esto es típico. Es un error que cometí durante mucho tiempo. Tener una reunión de venta con un cliente, el cliente decirme que tiene que pensárselo y enfocar a partir de ahí toda mi energía en esperar rezando a San Cucufato para que me dijera que sí. Nuevamente te aseguro que esto no sólo no funciona sino que es la espera de los higos chumbos elevada al cuadrado. Es lo más improductivo y frustrante que puedes hacer.
Una vez que has tenido una reunión de venta y no has conseguido cerrar en el momento (cuando vendes servicios que requieren una cierta inversión es fácil que tu cliente necesite un tiempo para pensárselo), marca una fecha para hacer seguimiento y mientras tanto olvídate del tema y continúa generando posibilidades de venta.
Te aseguro que cuando haces eso el mensaje que estás dando al universo es el de que tienes ganas de verdad de conseguir resultados y acaban llegando a veces en forma de un cliente que ha decidido comprar tras un período de reflexión o de otro que te llama interesado por tus servicios sin saber muy bien de dónde ha salido. Sí, parece cosa de brujería, pero lo cierto es que es así. Cuanto más te enfocas en generar posibilidades, antes llegan los resultados.
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3.- Esperar a que llegue tu momento
Esta espera es una de las mayores trampas en las que puedes caer y lo peor es que es una trampa que te sueles tejer tú mismo sin darte cuenta. Es cierto que, como dice Byron Katie, «nada se adelanta a su tiempo y nunca ha pasado nada que no tenía por qué ocurrir», pero hay algo que siempre tienes que preguntarte a ti mismo: ¿qué estoy haciendo para que mi momento llegue? ¿qué pasos estoy dando o puedo dar en este momento para estar más cerca de aquello que quiero alcanzar?
Si el paso que quieres dar te agobia es porque lo estás haciendo demasiado grande, hazlo entonces más pequeño y ponte en marcha. Sólo la acción constante, a tu ritmo, pero constante y buscando los apoyos necesarios para avanzar (caminar solo sin que nadie te guíe es complicado) hará que tu momento llegue. Esperar en el sofá a ver si un día se te pasa el miedo lo único que hace es alimentarlo. El único antídoto contra el miedo es enfrentarlo con acciones que lo anulen. Eso te da poder:
- Poder para decidir
- Poder para rectificar
- Poder para conseguir
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