Las tecnologías han traído muchos cambios a nuestra vida y muchos de ellos buenos. Podemos comunicarnos con cualquier persona en cualquier parte del mundo que tenga un acceso a internet, formarnos a distancia en cualquier lugar con cualquier profesional, sentirnos más cerca de personas a las que queremos y que tenemos lejos, reencontrarnos con amigos de los que hacía años que no sabíamos nada y hasta encontrar pareja 😉
Todo es posible a golpe de click. Pero ese golpe de click, esa facilidad, también ha traído consigo un gran problema bajo mi punto de vista y que se traslada a los negocios y a las relaciones profesionales y personales…
LA INMEDIATEZ
¿Y adónde nos lleva eso?
- Queremos un negocio próspero en cuestión de días y que por supuesto no nos cueste dinero ni haya que hacer nada (en España a eso le llamamos dar el pelotazo).
- Queremos formarnos rápido a golpe de click pensando que 4 videos y la lectura de unos libros por muy buenos que sean son suficientes para desarrollar cualquier profesión digna.
- Queremos ser expertos sin haber sido aprendices.
- Queremos una pareja para toda la vida que nos quiera nada más conocernos, sin sentar las bases que son necesarias para forjar algo tan importante en cualquier relación como es la confianza y el amor de verdad.
«Quiero un cambio en mi vida, pero que sea rapidito».
Lamento decirte que si llevas media vida viviendo de una determinada manera, te llevará al menos un cuarto de la que te queda hacer un cambio drástico que realmente resulte satisfactorio.
Resumiendo, queremos vivir todo a golpe de click y hay cosas que para bien o para mal siguen funcionando como lo han hecho toda la vida, porque los negocios y las relaciones personales, si queremos que sean de calidad y duraderos y estén basados en la honestidad y los valores que nos hacen felices llevan tiempo.
Cuando alguien llega a la cima a la que quería llegar, pareciera como si hubiera estado ahí toda la vida cuando en realidad ha sido toda una vida o una buena parte de ella lo que ha hecho a esa persona llegara adonde está ahora.
Los cambios de verdad, aquellos en los que buscamos la felicidad y una vida mejor y más plena no se hacen de la noche a la mañana y mis clientes lo saben bien. Los coaches somos catalizadores, aceleramos ese proceso, pero hay cosas que no podemos hacer por ti afortunadamente porque te estaríamos privando de tu derecho a desaprender para poder aprender lo nuevo. En definitiva, te estaríamos privando de tu derecho a crecer.
Podría decirte lo que quieres oír a modo de bálsamo para que te sientas mejor, pero te estaría poniendo una venda en los ojos y el día que despertaras y te la quitaras probablemente me la querrías tirar a la cara.
En un mundo en el que todo parece que se soluciona a golpe de click sin mover un dedo, en el que parece que todo se pudiera conseguir poniendo 4 cosas en marcha que vayan a funcionar a la primera, te lanzo un mensaje bien distinto: nada se consigue sin esfuerzo y cualquier método o sistema requiere un tiempo de implementación y ajuste (el mío tampoco está exento de ello).
Así es como trabajo con mis clientes en mis programas. Generando en ellos cambios profundos y enseñándoles sobre todo a cambiar su mentalidad para cultivar la filosofía de trabajo que requiere cualquier profesional de servicios que quiera ser exitoso trabajando de manera independiente.
Lo rápido suele ser efímero. Lo que realmente dura es lo que interiorizas y te permite levantarte ante cualquier adversidad porque hoy en día cualquier negocio que hoy es próspero mañana puede dejar de serlo si no has sabido tener visión para adaptarte al cambio y esa adaptación a veces sí que es necesario hacerla a golpe de click.
Si eres una persona comprometida, dispuesta a poner ilusión y determinación en reinventarte y vivir de una manera más plena con tu negocio de coaching, consultoría o terapias, no dudes en concertar una entrevista para que trabaje contigo codo con codo a través de mis programas.
El éxito no se consigue a golpe de click, pero sí que tu primer paso puedes darlo con un simple click.
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