Los finales de año suelen ser momentos de hacer balance y preparar nuevos planes y estrategias. Personalmente es algo que no sólo hago a final de año, también aprovecho el verano y una buena parte de mis planes ya los defino de cara a la «vuelta al cole» que en España, al menos, es en septiembre.
En cualquier caso, el final de año es siempre especial. En el ambiente se respira ese dejar atrás lo que nos hizo daño o no nos salió bien, hacer borrón y cuenta nueva dejando sólo en la mochila todo lo aprendido, y empezar el siguiente año con buen pie, energía y ganas.
Ahora bien…
- ¿Te pasa demasiado a menudo que al final los buenos propósitos se quedan en agua de borrajas a medida que el año va avanzando?
- ¿Los objetivos se te hacen inalcanzables y al final caes en la desidia y la pereza?.
Esto nunca es bueno, porque si dejas atrás tu ambición estás dejando atrás tu interés por avanzar en la vida. Aclaro…AMBICIÓN = GANAS DE MEJORAR Y SUPERARTE. Lo otro en lo que puedes estar pensando es avaricia, envidia de la mala o simplemente como decimos en España, «mala follá».
¿Y por qué sucede esto? Me refiero a lo de que tus objetivos se diluyan y te invada la pereza, no a lo de la «mala follá».
Te lo digo así de tirón y sin anestesia…(pondré alguna coma de vez en cuando para que respires).
Porque lo que has hecho es pedir un deseo a los Reyes Magos o a Santa Rita, patrona de los imposibles, y te has puesto un objetivo que te gustaría pero que ni es realista ni te lo crees y, lógicamente, no te sientes con ganas ni capacidad suficiente para implementarlo. Y te lo digo por experiencia propia.
Funcionar por objetivos es un aprendizaje imprescindible en el éxito de tu negocio y de tu vida.
Entonces, ¿cómo pasar de pedir deseos a Santa Rita a cumplir tus objetivos año tras año?
Con actitud, ganas y siguiendo estos 5 pasos:
1.- Ten claro lo que te mueve
Dicho de otra manera, deja de ponerte los objetivos de otros y ponte los que realmente son tuyos, aquellos que están alineados de verdad con lo que TÚ QUIERES y no con lo que DEBERÍA SER. Piensa en lo que te mueve a ti en la vida. Normalmente son estas 4 cosas:
- El dinero
- Un estilo de vida
- Dejar un legado
- El reto de superarte a ti mismo
¿Tienes alguna más? Compártela en los comentarios.
Lo normal es que lo que te mueva sea una mezcla de varias de ellas pero seguramente que hay una que prevalece sobre las demás. En tu objetivo indica para qué lo quieres, qué te va a aportar en tu vida. Lo mismo con las acciones que planifiques para conseguirlo. Cada acción, para qué la haces realmente. Escríbelo al lado. Una cifra de facturación por sí sola, salvo que lo que más te motive sea el reto de conseguir determinada cifra, no va a tener mucho sentido. Por lo tanto, dale sentido a tu objetivo y escribe al lado el PARA QUÉ de ese objetivo.
2.- Sé realista
Ten en cuenta los tiempos. Cuanto más ambicioso sea tu objetivo probablemente requiera de más tiempo para lograrlo. Trocéalo. Hazte la siguiente pregunta: con los recursos y lo que sé hacer ahora, ¿hasta dónde me siento capaz de llegar en los próximos X meses?. Las acciones que planifiques tendrán que ir encaminadas a que tus recursos sean mayores y sepas hacer más cosas y mejor. Una parte requerirá inversión de tiempo (nada se consigue aprender mientras no se practica hasta que te sale) y otra de dinero (hay cosas que no puedes aprender solo y además necesitas cierta infraestructura para que tu negocio funcione).
Sé consciente de tus limitaciones y eso no significa que no lo vayas a conseguir. Pon un TODAVÍA en tu vida: TODAVÍA NO SÉ, TODAVÍA NO ESTÁ A MI ALCANCE, TODAVÍA NO LLEGO…Un TODAVÍA es un AÚN NO, PERO ESTOY EN CAMINO DE CONSEGUIRLO.
3.- Gestiona tu presupuesto huyendo de lo superfluo
Invierte en conocimiento y en infraestructura. Ten en cuenta que sólo puedes avanzar de 2 maneras: dedicando mucho tiempo o dedicando algo menos de tiempo a cambio de dinero. Es una ley tan inmutable como la ley de la gravedad y no te la puedes pasar por alto. Presupuesta en función de lo que realmente te ayuda a conseguir lo que quieres y que necesitas AHORA. Huye de lo superfluo y eso incluye lo que necesitarás pasado un tiempo o lo que al final no vas a usar. En lo personal también. Gasta en lo que necesites y date un homenaje de vez en cuando que esté acorde con lo que en este momento ganas. Por ejemplo, destina un % de lo que ganes a caprichos y tómalos como premios que te das por el trabajo bien hecho. A medida que la rueda vaya girando irás ganando más y podrás destinar más dinero a invertir y también a darte más premios.
4.- Implementa lo que planificas
De nada sirve un plan en un papel o en una pizarra si nunca se implementa. Ya tienes el objetivo, deja de esperar que se cumpla por ciencia infusa y enfócate en la tarea. El secreto para conseguir lo que quieres está en PENSAR MENOS Y HACER MÁS.
5.- Mide y ajusta
No te obceques con una acción determinada si ves que no te da resultado. Mide periódicamente, por ejemplo, al mes, tus resultados. Qué ha funcionado, qué no, qué necesita que le des más tiempo para tener datos que te permitan tomar decisiones. Acostúmbrate a cambiar el plan y mantener el objetivo, salvo que no hayas sido realista.
Cuando sigues todos estos pasos y le pones actitud y ganas es cuando ocurre la magia de que te lo crees, sientes que estás cada vez más cerca y te pones en modo no parar hasta conseguirlo. Ese es el secreto.
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