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CREE EN TI · ENFOCA · CRECE

Decálogo para dejar de ser una ONG y tener un negocio rentable

Lo veo muchas veces y también he pasado por ello. Personas cuyo sueño es ganar dinero generando bienestar ya sea emocional o físico (aunque ambos van de la mano) a los demás, impactando positivamente en la vida de las personas y que no son capaces de poner precio a lo que hacen porque sienten que no es ético ayudar a mejorar a alguien y cobrar por ello.

Cuando piensas así lo que suele ocurrir es que sin darte cuenta te enfocas en personas que no te pueden pagar y a las que al mismo tiempo no sabes decir que no, les das un montón de facilidades o ni siquiera les cobras. Como obra benéfica si tienes las espaldas cubiertas es fantástico, pero si esa es o va a ser tu única fuente de ingresos siento decirte que te estás cavando tu propia tumba. Ni eres un mecenas, ni una ONG, ni tampoco un organismo estatal que dé una serie de coberturas a determinados colectivos que necesitan una ayuda que no pueden pagar (que para eso ha de estar por otra parte).

Por lo tanto es importante que sepas cuál es tu lugar, a quién puedes ayudar y cuánto valen tus servicios.

Si estás atrapado en un «pseudonegocio» que no te da ni para comer porque lo diriges con mentalidad de ONG en vez de con mentalidad emprendedora es hora de que salgas de ahí y empieces a tener un negocio rentable que si lo haces crecer lo suficiente te permitirá destinar una parte de tus beneficios y de tu tiempo a quien quieras de manera altruistra. Sigue este decálogo y empieza a cambiar tu manera de pensar para poder vivir de tu negocio como realmente mereces.

1. Nadie trabaja gratis

¿Sabes de alguien que trabaje gratis? Es más, hay muchas personas que sólo trabajan por dinero. Tú eres afortunado porque quieres hacer el trabajo que te gusta y además que te paguen por ello porque lo que haces realmente aporta valor a los demás. Sí, ambas cosas son compatibles y cuanto antes empieces a creértelo antes empezarás a vivir de tu negocio.

2. Ayuda a quien te pueda pagar o busca quien te pague

Entre los criterios que debe cumplir el nicho de mercado al que te diriges es condición imprescindible que te puedan pagar. Sí, lo sé, te encantaría ayudar a colectivos que realmente lo están pasando mal, pero sabes de sobra que no te pueden pagar. Si realmente sientes que estás aquí para ayudar a esas personas tienes dos opciones: trabajar en otra cosa y ayudar de manera altruista o bien buscar organismos públicos o privados tipo fundaciones o asociaciones, que financien ese tipo de ayuda y que sean al final los que te paguen. Eso sí, en numerosas ocasiones este tipo de instituciones tienen sus propias tarifas que probablemente no sean muy altas y no podrás fijar el precio. Tenlo en cuenta.

3. Si lo que haces impacta positivamente en las vidas de los demás mereces cobrar por ello como el que más

Cobrar lo que mereces por lo que haces es un acto de responsabilidad y compromiso con tu profesión, la dignificas. Al igual que lo que se recibe gratis no se valora, cuando das todo gratis pueden suceder dos cosas:

  • Que no te impliques tanto, lo que hará que paulatinamente se resienta la calidad de tus servicios.
  • Implicarte y no sentirte valorado ni recompensado y por lo tanto frustrado y en este caso será tu autoestima la que se resienta. 

Piensa una cosa…Cuando trabajas para otro y te sientes mal pagado ocurre algo parecido…tiendes a no esforzarte y al final te estancas. Por lo tanto sé un buen jefe contigo mismo a la hora de pagarte y piensa que a medida que subas tus precios más te inmplicarás y mejores serán tus servicios y viceversa. Es un ganar-ganar en toda regla porque ganas tú y ganan tus clientes.

4. Tu tiempo es oro y vale dinero

¿Cuánto vale una hora de tu tiempo? ¿Te has parado a echar las cuentas del dinero que inviertes regalando tu tiempo? Lo comentaba no hace mucho en otro artículo. Regalar tu tiempo implica un coste para ti y por lo tanto tienes que buscar la manera de rentabilizarlo y la manera de hacerlo es regalando ese tiempo para que las personas que valoran tu trabajo y quieren pagar por tus servicios para mejorar sus vidas, tengan una muestra de lo que pueden conseguir contigo. Puedes leer el artículo completo aquí.

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5. Ser generoso no es sinónimo de hacer el tonto

Pareciera que a lo que te llevo todo el rato es a que no des nada, pero nada más lejos de la realidad. Hay que dar pero con cabeza y a quien lo merece y agradece. Cada cosa que des piensa por qué la das y sobre todo dónde la das. Si das recibirás dice el dicho, pero para ello te tendrás que asegurar de que estás sembrando en el lugar adecuado. El agricultor no siembra en cualquier parte, al contrario, elige muy bien la tierra para con el tiempo recoger los frutos. Evidentemente siempre puede haber tormentas que después arruinen la cosecha, eso es algo que forma parte del juego porque te mueves en un mundo de incertidumbre y de riesgo y aunque tomes precauciones siempre va a haber circunstancias que no puedas controlar. Por lo tanto, sé agricultor mejor que cazador pero elige ser un agricultor inteligente.

[Tweet «Sé agricultor mejor que cazador pero elige ser un agricultor inteligente.» ]

6. Analiza quién se aprovecha realmente de quién

Normalmente las situaciones dependen del cristal con que se mira. En estas dos situaciones, ¿quién se aprovecha de quién?

  1. Ofreces una muestra gratuita de tu servicio con intención de cerrar una venta.
  2. La persona a la que le ofreces esa muestra te dice que lo que le ofreces es muy caro pero no para de sonsacarte información de manera gratuita.

Evidentemente, en la situación 1, si lo que estás vendiendo es humo, te estarás aprovechando, pero no estás aquí para vender humo sino para vender algo que realmente aporte a los demás.

7. Contribuye desde la abundancia y no desde la escasez

La mayoría de los que hemos decidido reencaminar nuestra vida para ejercer una profesión en la que ayudamos al bienestar y la mejora de las personas, tenemos un sentido muy fuerte de contribución y hasta si me apuras, de dejar un legado que deje cierta huella y buen sabor de boca en los demás. Amamos lo que hacemos y por si fuera poco somos remunerados muchas veces en muestras de agradecimiento de esas que no te alimentan el bolsillo pero sí el alma y eso nos genera una gran satisfacción que contribuye a que, en cierta forma, podamos cometer el error de poner el dinero en un segundo plano. No cometas ese error e incluye siempre entre tus valores el tener dinero (eso sí, no a cualquier precio) porque el dinero es el que te va a dar la libertad de poder después contribuir a mejorar la vida de los demás desde la abundancia destinando una parte de tu tiempo o de lo que ganes a hacer algo altruistra, bien dentro de tu profesión o fuera.

8. Darte prioridad a ti mismo no es ser egoísta

Una vez me dijeron que para sacar a alguien de un pozo cómo lo haría mejor: lanzándole una cuerda y tirando de ella o metiéndome al pozo y empujando desde abajo. Evidentemente la manera correcta es la primera. Si tú te hundes difícilmente vas a poder ayudar a nadie, tenlo siempre en cuenta. Por lo tanto, primero tú, porque si tú no estás en la posición correcta y con fuerzas, te irás agotando lentamente hasta que al final seas tú quien necesite la ayuda.

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9. No te justifiques ni te sientas culpable

La culpa es la emoción más inútil que existe y sentirse culpable por cobrar por generar el bienestar en los demás va contra el sentido común. Ayudar unas veces es gratis y otras no. No estás haciendo nada deshonesto ni eres un fraude, aunque lo pienses. Sentirte así es fruto de tu mente, de un pensamiento perfeccionista que debes irte quitando de la cabeza si quieres llegar adonde quieres llegar, me da igual si es cerca o si es lejos. Con la culpa no se llega a ninguna parte. Cambia la culpa por la responsabilidad. Eres responsable de tu propia felicidad y sólo cuando tú eres feliz harás felices a los de alrededor y podrás contribuir a su bienestar.

10. Busca siempre el ganar-ganar y no olvides que tú eres parte de él

Somos felices cuando sentimos que lo que damos está en equilibrio con lo que recibimos. El principio ganar-ganar es clave en los negocios y en la vida, pero a veces puede que se te olvide que en esa ecuación tú también estás. Habrá veces que des más y recibas menos y otras que sea al revés pero el conjunto de la balanza siempre tiene que estar equilibrada. Si se descompensa comenzarás a sentirte frustrado y no podrás rendir como sabes hacerlo.

Por último, piensa en ti como una fuente que recoge agua continuamente para calmar la sed de los demás y que jamás se seca. El agua es el dinero, es tu experiencia, es tu talento, es tu sabiduría y es tu propia esencia. Si no las cultivas difícilmente podrás llevar a cabo tu misión.

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