Siempre digo que «independizarte» profesionalmente y lanzarte a nadar a la piscina es uno de los procesos de desarrollo personal más brutales que existen. Más allá de ganarte la vida haciendo algo con lo que disfrutas y te sientes realizado, hay un componente de superación de tus propios miedos e inseguridades que es realmente transformador si sabes valorarlo e incluirlo como ingrediente esencial de la motivación interna que te impulsa día tras día en tu camino.
Hace ya unos añitos que me lancé a la piscina y lo cierto es que no tengo nada que ver con la persona que era antes, no sé si a ti también te pasa lo mismo. Si estás empezando, enhorabuena, porque si perseveras vas a pasar de crisálida a mariposa.
Fruto de esa transformación, en este artículo quiero compartir contigo los que han sido y son para mí los aceleradores de una mentalidad emprendedora exitosa, y a los que cuanto más te aproximes más cerca estarás de conseguir lo que quieres. Aclaro, para mí éxito es llevar la vida que quieres y disfrutar con lo que haces, ¿para ti?. Esto es importante que lo reflexiones y que no te dejes llevar por los tópicos de lo que pueda ser considerado exitoso socialmente. Te recomiendo que escribas tu propia definición y una vez la tengas, sigue este decálogo:
1. Confiar vs Controlar
El éxito sólo aparece cuando confías plenamente en que va a llegar, sin fisuras. Puede sonar a tópico, pero lo cierto es que si hay un elemento importante y clave para conseguir tus fines, es tener fe. ¿Cómo cultivar esa fe si eres un «ateo o agnóstico» del éxito? Diciéndote a ti mismo día tras día que estás avanzando para conseguir lo que sea que quieras conseguir, y por supuesto, poniéndote en marcha. Vas a errar mucho por el camino porque es necesario que te curtas en un montón de situaciones incómodas. Vive cada experiencia como un aprendizaje necesario para avanzar y verás como la desesperación y la frustración bajan algún que otro grado.
2. Ocuparte vs Pre-ocuparte
Si todo te preocupa, si temes que no lleguen los clientes, si estás enfocado en el miedo a perder, te estás pre-ocupando, es decir, estás poniendo el foco en lo que aún no ha sucedido y que ni siquiera sabes si va a suceder. Ocúpate en actuar en la dirección que te acerca a tus objetivos buscando nuevas formas de hacer si algo no te da los resultados que esperas. Sí, ya lo sé, a veces sientes que lo has probado todo y que nada sale como quieres y maldices tu mala suerte y hasta juras en arameo. Ese no es el camino. Da un poco de tiempo a que lo que has puesto en marcha dé sus frutos y no te disperses. Sabrás que te estás dispersando cuando te sorprendas a ti mismo haciendo cosas al tun tun o cuando te bloquees sin saber qué hacer. El primer paso para iniciar cualquier acción que tenga una cierta probabilidad de éxito es el foco. Simplifica.
3. Tomarte un respiro vs «Empujar» hasta la extenuación
Sé lo que pasa. Cuando deseas algo con fuerza te olvidas hasta de ti mismo, no te das tregua. Es importante que entrenes tu mente para que descanse de vez en cuando. Si sientes que estás «empujando» demasiado para que las cosas sucedan y no hay resultado, o bien estás empujando por un camino incorrecto o simplemente estás ahogando las oportunidades por un exceso de control y con esto te remito al punto 1. Cuando confías, te das permiso para respirar, porque sabes que no hay nada como relajarse para que de repente empiece a llegarte lo que estás esperando.
4. Premiarte vs Castigarte
Si te lamentas continuamente por todo lo que no consigues te estás castigando. Si maldices por lo mal que te van las cosas, por lo mal que está el mercado, por la crisis y porque los almendros han florecido antes de tiempo porque el tiempo está más loco que una cabra, te estás castigando. Toda esa agresividad que proyectas hacia el exterior, sin darte cuenta rebota y se vuelve contra ti. ¿Qué tal si te enfocas en lo que vas logrando, das las gracias por ello y te premias? Si no sabes con qué premiarte, dale la vuelta. Por ejemplo, si te surge la oportunidad de hacer una escapada de fin de semana que te apetece mucho, apúntate y di «esto me lo voy a regalar por haber conseguido…», lo que sea que hayas conseguido. Es lo que yo llamo «premiarse al revés».
5. Aprender vs Lamentarte
En el punto 1 ya te lo anticipaba un poco. Confía en que cuando algo no sale como esperas es para que aprendas algo. Los errores van a ser tus compañeros de viaje a lo largo del camino, por lo tanto, trátalos como esos faros que te van a ir iluminando. Una mentalidad emprendedora exitosa no se lamenta por lo que le sucede, se pregunta para qué le sucede.
6. Ver los logros vs Ver los fracasos
Relacionado con el punto anterior, cuando hagas seguimiento de tus acciones y resultados (por ejemplo, con una plantilla de excell), marca en colores bien vivos los logros que vas teniendo y no marques los fracasos. De esta manera tan simple, le estás diciendo a tu mente que quieres más de lo mismo de aquello que has logrado. Pruébalo.
7. Esta vez va a ser diferente vs Seguro que me vuelve a pasar lo mismo
Es normal que cuando tienes varios resultados no esperados muchas veces seguidos, llegas a pensar que va a ser así siempre, lo que te lleva a emprender acciones sin ninguna convicción de que te darán resultados. Eso es muchas veces peor que no hacer nada porque el desgaste emocional que conlleva es mucho mayor. Por lo tanto, busca nuevas formas de hacer, vive intensamente aquello que quieras poner en marcha para que transmitas una energía de entusiasmo que sea contagiosa. Una mentalidad emprendedora exitosa sabe que lo que te ha pasado una vez no tiene por qué volver a suceder y si ha pasado es para que, nuevamente, aprendieras algo que te ayude a afinar el tiro para la próxima vez.
8. Aceptar vs Perseguir
A veces se gana y a veces se pierde. Cuando un cliente que esperabas comprar tu servicio, se echa para atrás (muchas veces es por miedo, porque no estaba preparado para dar el paso), dale un toque para tratar de entender qué ha pasado, pero no te pongas a perseguirle sin descanso. Una mentalidad emprendedora exitosa a prende a aceptar que a veces se gana y a veces se pierde porque eso forma parte del juego. Analiza qué ha podido pasar, qué podrías haber hecho que no has hecho pero no sobrepases los límites de aquello que no está en tu mano controlar. Te remito de nuevo al punto 1. Puede que ese cliente no fuera para ti ni tú para él. Déjalo correr y centra tus esfuerzos en ir a por otro nuevo. Creéme, es el mejor antídoto.
9. Atraer vs Acosar
Déjate ver donde tu presencia pueda resultar de interés y no acoses metiendo tu tarjeta de presentación por los ojos al primer bicho viviente que te encuentres. Escucha primero y actúa en consecuencia después. Seguramente que te confundas de lugar y/o de persona en más de una ocasión, bueno, no pasa nada. De nuevo tómatelo como un aprendizaje, porque lo cierto es que si no hubieras ido, no sabrías que por ahí no es. Presuponer antes de probar te impide avanzar. Céntrate en ti para dar lo mejor de ti, para mostrar tu mejor versión allá donde vas pensando en lo que puedes aportar a los demás.
10. Perseverar vs Empeñarse
Persevera en el sentido de que no dejes de perseguir tus sueños, pero no te empeñes en lo que no toca. Si sientes que algo te supera, da un paso atrás y no te empeñes en querer dar una zancada para la que no estás aún preparado. Hacer el espagar sin haber calentado para subir 5 escalones de golpe puede tener como consecuencia un tirón en la ingle 😉 Una mentalidad emprendedora exitosa tiene clara su visión pero se enfoca en cada uno de los hitos del camino para llegar a ella y los rectifica o ajusta siempre que es necesario. No te empeñes en lo que no toca todavía y sigue entrenándote con perseverancia para poder dar el siguiente paso cuanto antes. El reto de emprender es una carrera sólo apta para fondistas, no para velocistas.
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2 comentarios en «Los 10 aceleradores de una mentalidad emprendedora exitosa»
excelente información, muchas gracias y muchos éxitos!!!
Gracias, Magdalena. Un abrazo