Creo que si te digo que reinventarte profesionalmente y ser tu propio jefe requiere esfuerzo y mucha dedicación, no te cuento nada nuevo. Ahora bien, pareciera que únicamente con eso y con un buen modelo de negocio lo tuvieras todo hecho. Podríamos decir que la mayor parte de las personas que se deciden a dar el salto, piensan que sabiendo lo que tienes que hacer es suficiente y una buena parte de los programas de emprendimiento que se ofrecen están basados únicamente en eso, es decir, en formarte en técnicas y estrategias como si con eso lo tuvieras todo hecho y si sólo aprender eso te quedas cojo.
Nada más lejos de la realidad y no me cansaré de decir que sólo conseguirás trabajar por tu cuenta en una dirección más plena si trabajas tu mentalidad y tus emociones. Ambas patas, la de la estrategia y la de la mente son necesarias.
He hablado en numerosas ocasiones de la importancia de mantener una acción enfocada y constante para conseguir ingresos recurrentes, siendo el foco tu cliente potencial, alguien muy concreto porque esto funciona cuando apuntas con el láser y no con la escopeta de cañones recortados que dispara a todo lo que se mueve. Dicho de otra manera, no es tanto cuestión de cantidad como de calidad para que tus esfuerzos sean recompensados con los ingresos que te mereces. Y para conseguirlo no basta con decir LO QUIERO, tienes que CREÉRTELO porque no es lo mismo. Puedes tener un deseo muy fuerte pero si no te lo crees, si no te ves como protagonista de tu sueño, si no te sientes merecedor o merecedora de ello, probablemente no lo consigas porque más tarde o más temprano acabarás reculando.
Cuando te pones en marcha diciendo, pongamos por caso, voy a conseguir 5 clientes este mes, pero tu diálogo interno te dice cosas «puf…qué difícil lo veo», «ya verás, seguro que al final no aparecen», » y si luego resulta que no estoy a la altura», etc, por mucho que hagas te va a dar igual porque sencillamente hay una incongruencia entre lo que estás haciendo y lo que estás pensando y eso te va a llevar a no poner toda la carne en el asador. Los objetivos no se empujan, se integran en uno mismo y se cree en ellos.
Me explico, el pensamiento que manda es precisamente ese, es decir, tu diálogo interno. Observarlo y modificarlo es la clave del éxito y para ello hay que tomar conciencia de ello y cambiar tus creencias. Esto es algo que trabajo en mis programas de coaching y de coaching-mentoring con mis clientes, porque sólo con la estrategia no vale.
Sin rodeos…la mente es muy capulla y tú no eres tu mente. Cuanto antes creas esta máxima antes empezarás a progresar porque lo que piensas te lleva a sentir de una determinada manera y tu emoción es el testigo que te guía en tus acciones, pero como ves, todo parte de lo que diga tu mente y es tu responsabilidad, más que dominarla, es educarla para que se pliegue a tus deseos. Dicho de otra manera, tú eres el QUIERO y cuando transformas tus pensamientos en FÉ ciega es cuando las cosas salen y lo sé por experiencia porque durante mucho tiempo, aunque hacía lo que tenía que hacer, lo cierto es que lo hacía sin convencimiento, en plan autómata y los resultados sólo aparecen cuando sientes que esa realidad más próspera la puedes crear y la creas porque te la crees.
[Tweet=»Los resultados sólo aparecen cuando sientes que puedes crear una realidad más próspera y la creas porque te la crees.» ]
Pero dejémonos de filosofía y llevemos esto a la práctica, que, si me sigues hace tiempo, sabrás que me gusta bajar a tierra la filosofía para que pongas en práctica acciones que te ayuden a generar el cambio de manera progresiva, sin prisa pero sin pausa.
¿Qué puedo hacer para pasar del «LO QUIERO» al «ME LO CREO Y LO HAGO REALIDAD»?
Te cuento algunas recetas que funcionan…
Asume que no te lo crees
Repetirte como un loro a ti mismo eso de «YO PUEDO, YO PUEDO, YO PUEDO» sin sentir que puedes, en el fondo es un autoengaño. Quizá lo que voy a decir siembra la polémica, pero es lo que pienso: lo de la actitud positiva es un camelo. ¿Por qué? Porque está basada muchas veces en una falta de gestión de tus emociones y lo que haces es tapar la emoción real que estás sintiendo con otra que no te la crees ni tú. Veámoslo un poco más despacio…Sé honesto contigo mismo y asume lo que sientes en cada momento. Si no sientes que lo que quieres se puede hacer realidad date permiso para sentirlo así. No pasa nada. Engañarte a ti mismo diciéndote que sí que te lo crees cuando no es cierto, lo único que hace es impedir que de manera natural hagas el cambio de un estado a otro.
Por lo tanto, asume que no te lo crees y empieza a darle la vuelta a ese pensamiento por este otro: todavía no me lo creo y estoy en proceso de aprender a creérmelo. Seguro que esa afirmación te resulta creíble y no sientes que haya una emoción o sentimiento que te chirríe por dentro, porque hacer ese cambio es perfectamente posible. Esa es la clave.
Vive tus emociones con naturalidad y aprende a gestionarlas
El proceso es el mismo, es decir, asume que tienes miedo, vergüenza, ansiedad, frustración, etc. Lo sé, esas emociones son muy incómodas y no queremos sentirlas pero en realidad son las que nos ayudan a cambiar. Tienes 2 opciones cuando las sientes:
- Taparlas con una alegría o un bienestar ficticio (hacer como si no pasara nada cuando sí pasa), lo que te genera un conflicto interno que no te lleva a ninguna parte.
- Permitirte sentirlas, liberarlas y luego cambiarlas.
La segunda opción es la que funciona. Dale la vuelta a la situación. Esas emociones en el fondo nos están avisando de que algo no va bien. Averigua qué es lo que te hace sentir así, cuál es la verdadera razón y a partir de ahí, permítete liberar la emoción y empezar a sentir de otra manera. Previamente desmonta el pensamiento que te la produjo.
Convéncete de que tienes capacidad para encontrar soluciones
Lo anterior podríamos decir que está en un plano más emocional y probablemente necesites racionalizar algunas cosas para poder ejecutar determinados cambios en ti. El siguiente paso es que, si bien ahora no sepas cómo vas a hacer para conseguir lo que sea que quieres conseguir, para lo que todo el mundo está capacitado es para encontrar soluciones. Cuando empiezas a ver en cada dificultad, en cada obstáculo, una manera de superarte, de retarte a ti mismo, es mucho más fácil empezar a creer que aunque no sepas cómo hacerlo aún, sí que estás seguro de que encontrarás la manera de solucionar los problemas.
Ese enfoque de pensamiento es vital para emprender tu propio negocio y para muchas cosas en la vida. Párate siempre, respira, despotrica lo que haga falta, pero no te quedes ahí. Empieza a buscar soluciones como si te fuera la vida en ello y te aseguro que esas soluciones aparecerán, bien en forma de ideas propias, bien en forma de personas que aparezcan en tu vida que sean el apoyo que necesitas para solucionar lo que a lo mejor por ti mismo no sabes cómo. No importa si la solución es tuya o te la da alguien, lo importante es salir del atoyadero y SIEMPRE, como digo, si no lo solucionas tú, vas a encontrar a quien lo haga y si ese alguien se resiste a aparecer es porque todavía no toca que lo soluciones porque antes tienes que aprender algo. Aunque esto suene a música celestial, te puedo asegurar que es así como funcionan las cosas.
La antesala de la fe en ti no es ni más ni menos que empezar a darte cuenta de que tienes capacidad de acción para buscar y encontrar. Esa es la única manera de andar el camino y crear tu realidad.
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